TRASTORNOS DE LA VOZ Y RESONANCIA
Son variaciones de nuestras
voces que comparten emociones o reflejan la personalidad ya que la voz se
produce en la laringe porción modificada de la tráquea al vibrar dos bandas las cuerdas vocales que
entran en acción por la corriente espiratoria de aire de los pulmones este
proceso se lo conoce como fonación. Detallamos los trastornos de fonación y de resonancia.
Según su localización tenemos la laringofonías rifonías rifonías abiertas y
cerradas.
(INÉS, 1970) Las personas con ocupaciones donde el uso de la voz es
fundamental están en mayor riesgo de desarrollar trastornos de la voz. La
definición de trastornos de la voz y sus posibles causas, así como los mejores
métodos para prevenirlos, están todavía debatiéndose. Además, no existe
consenso sobre el mejor método de evaluación de la voz, aunque muchos
consideran la evaluación auditiva de la calidad de la voz como medida del valor
de referencia. El entrenamiento vocal se utiliza tanto en el tratamiento como
en la prevención (secundaria) de los trastornos de la voz. El entrenamiento
vocal consta generalmente de una combinación de técnicas de tratamiento
directas e indirectas. Las técnicas directas se centran en los cambios
fisiológicos subyacentes necesarios para mejorar la técnica del individuo para
usar los órganos vocales, mientras que las técnicas indirectas se centran en
los aspectos que contribuyen al trastorno de la voz (como la falta de
información) y lo mantienen.
TRASTORNOS
DEL RÍTMO Y LA FUÍDEZ
RÍTMO.- Es
referido al habla es definido como proporción y armonía en la distribución de
sonidos, acentos y pausas.
FLUÍDEZ.- Es
facilitada por el ritmo tiene que ver con el grado de eficiencia, pericia,
destreza o habilidad con que lleva a cabo una actividad.
(ROMANOUCH, 1984) Los trastornos del habla hacen referencia a
trastornos en la mecánica articulatoria y/o rítmica de la palabra como unidad
de la expresión verbal. Además se pierde agudeza visual y la capacidad de
apreciar el color rojo (daltonismo). La pérdida de audición para sonidos de
alta frecuencia durante la infancia puede conducir a una pérdida de audición
adicional por la exposición aguda o crónica al ruido en edades posteriores
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